Nos viene de Italia y se le ve junto a la “Serenissima”, el Spritz ha atravesado sus fronteras venecianas para convertirse en una de las bebidas más famosas y en boga en la actualidad. Una intrigante amargura, sello y firma de este “cocktail” a la que se le añade, vino blanco y agua con gas. ¿Cómo ir a Venecia y no tomarnos un delicioso Spritz en “Piazza San Marco”?
Spritz es un nombre de origen germánico que significa verter “spritzen”. Este cóctel fue inventado por los soldados austríacos que, a principios del siglo XIX, encontraban que las bebidas alcohólicas y el vino veneciano eran demasiado fuertes. Entonces, lo que hacían era pedir que “vertieran” (“spritzer”) agua o posiblemente agua con gas (la antigua “eau de Seltz”) para “cortar” la bebida en cuestión.
Cuando nacieron los llamados alcoholes amargos como el Campari (en 1860), el Aperol (en 1919) o más tarde el Cynar (en 1952), estas bebidas también se “cortaban” con agua.
El origen del Spritz es, sin lugar a dudas, veneciano. Se trata de un cóctel inventado allí con vino blanco espumoso, generalmente con “prosecco” y con agua con gas. La nota fuerte y amarga es, a menudo, Aperol, pero también puede ser Campari.
La Asociación internacional de camareros de bar (International Bartenders Association) recomienda una proporción de 6/10 de vino blanco por 4/10 de alcohol amargo.
En la película “Meet the Fockers” (en español, Los Padres de ella) hay una escena, de Dustin Hoffman y Robert De Niro, donde aparece el famoso coctel Aperol Spritz.
Es justamente este singular toque de amargura, “bitter” en inglés o “amaro” en italiano, el responsable del éxito del Spritz y de su historia.